Releer los “9 puntos” es
constatar la vigencia del pensamiento fundamental de nuestro país, escrito en
1971 por el compañero Bosco Parra que contiene los conceptos fundamentales que
nos dan contenido, dimensión y futuro.
En consecuencia en Chile deben conjugarse sistemáticamente dos procesos: la superación irreversible de la estructura capitalista y el traslado progresivo de la autoridad a las bases responsables de la actividad productiva.
1
La
tarea de nuestro Movimiento es contribuir
a la implantación del socialismo mediante el aporte de
elementos sociales y culturales de inspiración
cristiana que constituyan y amplíen la base de apoyo con que se construye
la Nueva Sociedad y afiancen dentro
de ella la vigencia de los valores democráticos
y libertarios.
2
Consideramos
al socialismo
como el producto de la revolución
ininterrumpida de los trabajadores en procura de lograr su autogobierno,
lucha contra toda minoría que pretenda transformarse en dominante.El socialismo
chileno se inicia durante la época en que la experiencia revolucionaria
internacional permite a nuestra clase obrera tomar conciencia la erradicación
de la propiedad privada de los medios de producción constituye una condición
indispensable pero no suficiente para construir su libertad.En consecuencia en Chile deben conjugarse sistemáticamente dos procesos: la superación irreversible de la estructura capitalista y el traslado progresivo de la autoridad a las bases responsables de la actividad productiva.
3
Aspiramos
a la creación de una República de
Trabajadores para organizar institucionalmente el socialismo de nuestro
país. Pensamos que dicho sistema debe comprender un Estado Democrático y un conjunto de comunidades básicas que se
relacionen entre sí y con el Estado mediante el plan y la cultura.
4
La
cultura de la Nueva Sociedad es
producto de la hegemonía histórica de las clases trabajadoras. Ella se alcanza
en la medida que la propiedad social de los medios de producción permite
convertir la satisfacción de las necesidades reales de toda la población- y no
la búsqueda de ganancias para individuos o grupos- en el principio
racionalizador del comportamiento global de la sociedad.
El contenido de la nueva cultura se expresa fundamentalmente a través de los valores de igualdad y solidaridad. Solo ellos pueden cohesionar un país que coloca las necesidades reales de la mayoría en el centro de su actividad y que, por esa causa, debe alterar en profundidad sus pautas de consumo, desplazando las imágenes propias de una sociedad opulenta y organizando sus anhelos colectivos de bienestar en función de un mínimo creciente común para todos.
Este mínimo gobierna el proceso de acumulación. Nadie debe financiar el desarrollo consumiendo por trabajo de ese mínimo y el consumo que lo sobrepase debe constituir la excepción que tiende a limitarse.
El contenido de la nueva cultura se expresa fundamentalmente a través de los valores de igualdad y solidaridad. Solo ellos pueden cohesionar un país que coloca las necesidades reales de la mayoría en el centro de su actividad y que, por esa causa, debe alterar en profundidad sus pautas de consumo, desplazando las imágenes propias de una sociedad opulenta y organizando sus anhelos colectivos de bienestar en función de un mínimo creciente común para todos.
Este mínimo gobierna el proceso de acumulación. Nadie debe financiar el desarrollo consumiendo por trabajo de ese mínimo y el consumo que lo sobrepase debe constituir la excepción que tiende a limitarse.
5
El
plan determina las operaciones económica-sociales por cuyo medio se implanta el
nuevo principio de racionalidad. El plan toma en cuenta el grado de maduración
de la conciencia obrera y, con ese dato, fija las áreas y las proporciones en
que el criterio de satisfacción de las necesidades mayoritarias debe combinarse
con el de la ganancia para obtener las más elementales tasas de desarrollo
posibles.
6
El
carácter democrático del estado reside en su capacidad para expresar el proceso
ininterrumpido de la liberación de los trabajadores. Por ello:
a)
debe institucionalizar la hegemonía del
proletariado y de todo el pueblo trabajador creando un sistema de poderes
públicos que la hagan permanente;
b)
debe asegurar que dicha institucionalización
guarde correspondencia con la pluralidad ideológico-partidaria que
objetivamente presenta la clase obrera chilena;
c)
debe consultar el sufragio universal, secreto e
informado, para la renovación periódica de las autoridades y para la decisión
popular directa de las cuestiones principales del proceso de construcción
socialista.
7
La
gestión de los asuntos propios de la especialidad de las comunidades básicas de
la sociedad (productiva, territorial o
científica) corresponde al colectivo de trabajadores que se desempeña en ellas.
Este proceso
de autogestión y las actividades del plan y del estado se combinan en forma
flexible dando origen tanto a zonas centralizadas como descentralizadas de
manejo económico-social.
La vigencia de la nueva cultura y la movilización institucionalizada de la base popular y sus organismos orientadores deberán asegurar que la centralización no resulte burocrática y que la descentralización excluya un retroceso capitalista.
La política fundamental de la construcción del socialismo es la unidad del pueblo trabajador. Su obtención constituye por tanto nuestra estrategia permanente.
La vigencia de la nueva cultura y la movilización institucionalizada de la base popular y sus organismos orientadores deberán asegurar que la centralización no resulte burocrática y que la descentralización excluya un retroceso capitalista.
La política fundamental de la construcción del socialismo es la unidad del pueblo trabajador. Su obtención constituye por tanto nuestra estrategia permanente.
8
En
las actuales condiciones revolucionarias, la unidad del proletariado y demás
fuerzas explotadas no puede obtenerse mediante Partidos de Vanguardia únicos y excluyentes, cualquiera sea su
inspiración.
La gama de problemas objetivos que han aflorado en las diversas experiencias socialistas es singularmente extensa. De ello han derivado diversas experiencias y modelos, frente a los cuales debe el proletariado chileno irse pronunciando de manera suficientemente libre, informada y oportuna. En tal situación concreta la pluralidad de Partidos Obreros y Revolucionarios aparece necesaria, como animadores de una reflexión democrática que no debe interrumpirse en ningún momento.
Refuerza esta conclusión la presencia de fuerzas de inspiración cristiana que se desempeñan no solo en los grupos medios, sino que en todos los sectores explotados.
La pluralidad sirve a la convergencia. El monolitismo la impide.
En consecuencia, entendamos la organización política del proletariado y demás fuerzas revolucionarias bajo la forma de una alianza permanente de Partidos en torno a programas de acción concreta que se van construyendo cotidianamente desde el seno mismo de las masas.
La gama de problemas objetivos que han aflorado en las diversas experiencias socialistas es singularmente extensa. De ello han derivado diversas experiencias y modelos, frente a los cuales debe el proletariado chileno irse pronunciando de manera suficientemente libre, informada y oportuna. En tal situación concreta la pluralidad de Partidos Obreros y Revolucionarios aparece necesaria, como animadores de una reflexión democrática que no debe interrumpirse en ningún momento.
Refuerza esta conclusión la presencia de fuerzas de inspiración cristiana que se desempeñan no solo en los grupos medios, sino que en todos los sectores explotados.
La pluralidad sirve a la convergencia. El monolitismo la impide.
En consecuencia, entendamos la organización política del proletariado y demás fuerzas revolucionarias bajo la forma de una alianza permanente de Partidos en torno a programas de acción concreta que se van construyendo cotidianamente desde el seno mismo de las masas.
9
El
ejercicio del poder político del socialismo pertenece a las clases trabajadores
en su conjunto. Los Partidos Populares son solo sus agentes. Por tanto, las
diferencias de apreciación entre unos y otros deben ser resueltas en definitiva
por el pueblo trabajador. Ello será especialmente válido cuando se trate de
determinar las personas que encabezarán cada uno de los distintos períodos de
ejercicio del poder central del Estado. En tales circunstancias se realizarán
elecciones internas entre todos los componentes de las organizaciones
productivas y territoriales del pueblo trabajador, con anterioridad al proceso
electoral que envuelve a toda la población.
Este
procedimiento primario, en la medida que envuelva a las mayorías nacionales,
permitirá la obtención democrática de la hegemonía y el ejercicio plural de ese
predominio. Evitará además el manejo oligárquico de la base obrera por parte de
cualquier minoría dirigente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario