DECLARACIÓN
PÚBLICA
ACERCA DE
LA UNIDAD POLÍTICA Y SOCIAL DEL PUEBLO (19 de enero de 2017)
La Izquierda Cristiana de Chile,
organización política cuya larga historia de compromiso en las luchas sociales,
desde 1971, ha experimentado junto al pueblo todos los procesos de ilusión,
desilusión, fragmentación y reconstrucción que han caracterizado la búsqueda de
la unificación de las izquierdas en un proyecto político social con
características propias.
A partir
de un proceso de reflexión profunda que cristaliza en sus definiciones
fundacionales, comparte al pueblo de Chile, su visión diagnóstica y propositiva
para la transformación de las estructuras sociales y culturales del país.
Es del
todo evidente que las diferentes expresiones del capitalismo han
supeditado las necesidades fisiológicas del hombre y la felicidad de la vida
humana a la acumulación de capital, con los subsiguientes privilegios de poder
para unos pocos. Ello configura una concepción de desarrollo humano construida
sobre un andamiaje ideológico que, sustentado en interpretaciones funcionales
de variados modelos filosóficos, científicos, religiosos y tecnológicos,
ocultan que el proyecto político del sistema capitalista nunca ha sido
construir la realidad social con orientación al buen vivir de las
personas.
El neoliberalismo,
actual etapa del capitalismo, ha incrementado la acumulación de poder
mediante mercantilización de todas las actividades humanas y la creación de
necesidades artificiales. Por esta vía ha amplificado los mecanismos de
dominación, aumentado la injusticia social y profundizado las marginalidades, a
la vez que establecido una demanda siempre creciente de recursos naturales,
tensionando nocivamente los mecanismos de autorregulación y autogeneración de
la biósfera, nuestra casa, la de todos los seres humanos y la vida.
El marco
jurídico presente es funcional al capitalismo: protege y fortalece los
privilegios materiales y sociales de sus sostenedores.
En Chile,
la administración y regulación política del Estado, ha sido dominada por
dos referentes principales que agrupan
variadas concepciones ideológicas, que a lo largo de los últimos treinta años,
no han significado sino distintas formas de
sumisión al modelo acumulativo de desarrollo.
Así, las
fuerzas políticas dominantes pretenden resolver los anhelos y demandas del
pueblo y de amplios sectores de la sociedad chilena, por la vía de enmarcarlos
en el mismo modelo económico mercantilista que los provoca. No menos dramática,
es la propaganda descalificadora de las demandas más radicales y la validación
de los más variados métodos de violencia contra los individuos y colectivos que
se erigen como actores políticos críticos.
Su
entrega y sumisión sin reparos a la administración, mantención, profundización
y perpetuación del sistema, ha conducido a la pérdida de credibilidad en los
actores políticos y minado la posibilidades de construir un Chile mejor, con
verdadera justicia social, solidario, incluyente y comprometido con los DDHH.
La Izquierda Cristiana de Chile es
radicalmente opuesta, ideológica y políticamente, a que la acumulación
capitalista en su versión neoliberal determine la estructuración de nuestra
sociedad, y no acepta que el neoliberalismo como ideología condicione y controle
las relaciones sociales, políticas y económicas.
A partir
de ello, manifiesta su voluntad de establecer alianzas con todas y cada una de
las organizaciones sociales y políticas que compartan ese principio.
Así
también, declara su adhesión a todos los procesos políticos y sociales que
estén por la construcción de caminos de liberación de los pueblos, en tanto
surjan del ejercicio pleno de la democracia y de la inclusión sin reservas, de
todos los sectores que compartan y declaren su disponibilidad para proponer y
construir cambios sociales profundos.
En
coherencia con aquello, declara su disponibilidad para la construcción de un
referente político claramente diferenciado de las alianzas dominantes. Un
referente que esté dispuesto a derrotar al capitalismo, a sus sostenedores y a
sus administradores. Para este proceso compromete su potencialidad ideológica y
militante.
En esta
dirección, la Izquierda Cristiana,
ha observado, a través de sus militantes, procesos de auto-organización
local compuestos por varias expresiones políticas de cambio, organizaciones
sociales y multitudes que se reconocen como actores, y cuya función es lograr
avances en las demandas tanto sectoriales-territoriales como nacionales.
Asimismo valora el espíritu unitario de estos procesos y su capacidad de llegar
a acuerdos, y ve en ellos el fruto de un ejercicio colectivo y participativo en
el que
se
expresan todas las voces.
Sin
embargo, un referente político que aspire a lograr una unidad profunda,
duradera y con capacidad de lograr cambios significativos, que no considere
entre sus actores principales al pueblo de Chile y sus diversas organizaciones
sociales, sindicales, partidarias y políticas, tengan o no representación
parlamentaria, terminará por convertirse en un referente hegemonizante y
prioritariamente abocado a satisfacer aspiraciones electorales, como ya ha
ocurrido con otros fenómenos políticos.
Es por
eso que la Izquierda Cristiana,
tiene la mejor disposición para conformar un Frente Amplio, que albergue en
su seno todas las corrientes y vertientes de la verdadera izquierda chilena, y
que reciba a toda organización social, sindical, cultural y política.
Bajo
estos principios, la Izquierda
Cristiana, anuncia que, en la actual contingencia nacional, la
idea de conformación de un Frente
Amplio, en el que quepan todas las expresiones ideológicas y
políticas comprometidas con una real superación del capitalismo, es concordante
con sus objetivos y aspiraciones, y reconoce la participación que sus
militantes han ejercido en las instancias que caminan en esa dirección.
Lo
hacemos entendiendo que la participación en un Frente Amplio es un acto de construcción de soberanía
popular, en cuyo seno debe fomentarse el fortalecimiento de los distintos
grupos, organizaciones y comunidades políticas que se reconocen en la unidad de las izquierdas.
De esta
manera los acuerdos serán asumidos como inherentes a las fuerzas sociales y
políticas, mostrando que somos mucho más que la suma de las partes; lo que solo
puede
materializarse
si el ejercicio de la asamblea y la democracia directa se hacen
cotidianos en la gestión de esta alianza.
Con la
fuerte convicción de la necesidad de lograr el aglutinamiento de todas las
fuerzas
políticas
que hacen resistencia al sistema de forma honesta y sin más interés que lograr
el bienestar del pueblo de Chile, inspirador de nuestra lucha, la Izquierda Cristiana, ha
determinado que se sumará en
propiedad al Frente Amplio, y desarrollará todos los
esfuerzos para que este referente haga realidad los términos expresados en este
documento.
En
coherencia con todo lo anterior, hacemos una invitación a todas las instancias
políticas, sociales y organizacionales a sumarse a este esfuerzo con la
generosidad que se requiere para construir una unidad que, como prioridad
política, tiene la tarea de dotarse de una plataforma de demandas y
transformaciones que proponer al conjunto de la sociedad chilena, la que debe
ser enriquecida por la mayor cantidad posible de comunidades y organizaciones.
EN ESTA LARGA JORNADA, SOLO LA UNIDAD NOS HARÁ AVANZAR
19 de enero de 2017